jueves, 29 de noviembre de 2012

No quiero tirarme panza arriba en una terraza a broncear mis piernas, que así tan blancas caminan igual. No quiero dejarme crecer el pelo porque es "más de mujer", no quiero ser más mujer. No se me antoja tener un hijo porque voy a cumplir 35 y, aparentemente, algo se seca en mi interior. No voy a elegir las palabras correctas para una señorita, y perderme la liberación que llega con una buena puteada. No me voy a disculpar por hablar todo el día de la danza y de sus milagros, ni a dejar de sentirme un poco de otro planeta cada vez que me pongo las puntas. No puedo evitar caminar por la calle saltando charcos como si por lo bajo sonara Tchaikovsky, ni corregir la postura de mi cadera mientras viajo semi sofocada en el subte. Alguien me dijo que estudiar danza no era estudiar y me recomendó terminar la carrera de edición que, en términos laborales, era lo más inteligente. Alguien debería avisarle a ella y a muchos más que eso no es vivir.